La Escuela Austríaca en general y Hayek (1976) en particular, concluyen que son muchas las ‘tonterías’ que se han escrito sobre los límites al crecimiento económico por parte de físicos que ignoraban la economía. Un análisis correcto de los límites físicos al crecimiento sólo es posible si uno aprecia la contribución de Hayek (1976), según la cual lo que un sistema económico produce más que cosas materiales es un conocimiento inmaterial.
El objeto de la Ciencia Económica consistiría en estudiar este proceso social tal y como ha sido definido. Así, los economistas austríacos consideran que el objetivo esencial de la economía consiste en analizar cómo gracias al orden social espontáneo nos aprovechamos de un enorme volumen de información práctica, que no está disponible en ningún lugar de forma centralizada, sino que se encuentra dispersa o diseminada en la mente de millones de individuos. La finalidad de la economía consiste en estudiar este proceso dinámico de descubrimiento y transmisión de información que es impulsado por la función empresarial y que tiende a ajustar los planes de los seres humanos, haciendo con ello posible su vida en sociedad.
La esencia del proceso social, tal y como Hayek lo entiende, se constituye de la información o conocimiento, de tipo personal, práctico y disperso, que cada ser humano, en sus circunstancias particulares de tiempo y lugar, descubre en todas y cada una de las acciones humanas que emprende para alcanzar sus fines y objetivos particulares, y que se plasman en las etapas de ese camino que supone la vida de cada ser humano. Pero en este camino, la información nunca está dada, sino que se crea paso a paso por los empresarios a través de un proceso dinámico, que los economistas deben estudiar (Huerta, 2000:139).
Por eso, Hayek abandona el concepto de competencia perfecta neoclásica y propone, siguiendo en esto la tradición austríaca de origen escolástico, un modelo dinámico de competencia entendida como un proceso de descubrimiento de información[2]. En este modelo, se genera un proceso dinámico de coordinación empresarial que, eventualmente, llevaría hacia un equilibrio que, sin embargo, en la vida real nunca se puede alcanzar. De esta forma, se logra un proceso de interacción empresarial capaz de generar crecimiento económico, y que parte del desequilibrio, que más que una imperfección o fallo del mercado, de hecho es la más natural característica del mundo real y que, en todo caso, el proceso real de mercado es mejor que cualquier otra alternativa posible.
Los principales problemas teóricos que han identificado los economistas de la Escuela Austríaca en el grupo de teóricos de los fallos del mercado es que, y haciendo ahora abstracción del análisis de la elección pública, en primer lugar, no tienen en cuenta que las medidas de intervención que preconizan para aproximar el mundo real al modelo de equilibrio pueden llegar a afectar de forma negativa, como de hecho así sucede, al proceso empresarial de coordinación que se da en el mundo real; y, en segundo lugar, que presuponen que el responsable de la intervención pública puede llegar a disponer de una información muy superior a la que cabe concebir que pueda alcanzar en la teoría.
F.A. Hayek ha sido una de las figuras intelectuales más importantes del siglo XX. Filósofo multidisciplinar, gran pensador liberal y premio Nobel de Economía en 1974, Hayek escribió una amplísima obra que está teniendo una gran influencia en los más variados ámbitos, no sólo económicos, sino también filosóficos y políticos.
Esta idea, Hayek, la articula en dos trabajos importantes “The meaning of competition” (1946) y “Competition as a discovery procedure” (1968).
domingo, 28 de septiembre de 2008
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