domingo, 12 de octubre de 2008

Una economía de mercado sana


Una economía de mercado sana

Por Samuel Pérez
“El mercado no es el problema. El problema es cuando el mercado está enfermo y no permite resolver el problema económico de las personas”.
Hechos en Guatemala: Nivel de escolaridad promedio: cuatro años, tres de cada 10 no saben leer ni escribir y cinco de cada 10 viven en condiciones de pobreza. Uno de cada dos niños sufre de desnutrición crónica y 30 de cada mil mueren al nacer. (fuente: C.I.A. Mineduc, Sesan e INE).
El mercado como un sistema económico no es malo o bueno en sí.
Es un sistema, una forma de utilizar los bienes escasos para satisfacer necesidades humanas, pero que en un contexto social requiere ciertas condiciones que funcione con el objetivo de alcanzar el bienestar de los individuos que participan en él.
Cuando un país con recursos productivos abundantes presenta índices de desarrollo humano tan bajos y síntomas de descomposición social tan escandaloso como en Guatemala, hasta el millonario más grande con dos dedos de frente debiera buscar cómo solucionar esta situación.
Primero porque la inestabilidad no es buena para ninguna empresa, segundo, porque los trabajadores serán menos competitivos en el tiempo, tercero porque los recursos se van depredando, cuarto, porque la calidad de vida en la sociedad se acaba.
Quinto, porque nadie le garantiza que las siguientes generaciones puedan sostener el negocio que probablemente a sus abuelos les costó tanto levantar. Sexto, porque un país inseguro, conflictivo y poco competitivo depreciará el valor de la tierra y de las propiedades.
El sistema de mercado químicamente puro, debiera buscar la satisfacción total de las necesidades de las personas con los recursos existentes usando el intercambio como medio. Un empresario satisface las necesidades de otra persona vendiendo sus productos, de lo contrario su negocio fracasaría.
Según la teoría, a través del sistema de mercado los agentes involucrados se verían beneficiados en la especialización y el intercambio.
Trabajadores y empresarios se beneficiarían con el intercambio también. No se espera “igualdad”, pues cada quien debe establecer sus propias metas y tener la misma oportunidad del vecino para alcanzarlas.
Las metas de cada quien son distintas ¡y deben serlo! Sin embargo, si lo anterior no se consigue el sistema está enfermo.
Los datos del INE muestran que si usted hubiese nacido en una aldea de Huehuetenango, no estaría leyendo nada de este post, porque por mucho esfuerzo que usted hubiera hecho, no sabría leer. No tendría acceso a electricidad, a agua potable ni a servicios básicos que en la ciudad tenemos. No hay inversión social y por consiguiente no hay inversión privada.
El sistema de mercado existe de hecho, pero no está rindiendo frutos de bienestar: Está enfermo. La evidencia muestra que una economía capitalista sí puede brindar desarrollo a los individuos, pero esa economía debe estar sana y contar con ciertos prerrequisitos. Que es lo que necesitamos en Guatemala.

Para sintetizar la economía de mercado es un sistema social de división del trabajo basado en la propiedad privada de los medios de producción. El actor en la misma alcanza sus propios fines y los demás los alcanzan según sus mutuas acciones. El actor se pone al servicio de sus conciudadanos, y éstos al servicio de aquél, de modo no deliberado.
El mercado es una institución espontánea en la cual los hombres intercambian unos con otros, satisfaciendo así cada uno sus necesidades. Gobierna la economía de mercado, señalando a los actores qué vender y qué comprar, dónde invertir y qué es más rentable. Se caracteriza por la libertad individual y porque el estado no interviene. Es un proceso resultado de la libre cooperación social de los hombres. En el mercado libre, cada uno decide según sus preferencias subjetivas y es responsable de sus decisiones.

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