El presidente de la República, ingeniero Álvaro Colom, se encuentra satisfecho de la manera como se ha efectuado el trabajo gubernativo desde el inicio de su régimen, según lo expresó en una entrevista de prensa publicada el fin de semana. Este trabajo periodístico sirve para analizar la manera como el mandatario del país ha evolucionado su pensamiento desde el inicio de su período, hace siete meses.
La opinión favorable de los presidentes acerca de su gestión oficial es una característica común y hasta cierto punto explicable, pero tiene el problema de que se puede convertir en el convencimiento de que la manera en que un gobierno se observa a sí mismo es la única correcta. A partir de ese momento, la crítica —que es uno de los factores fundamentales de toda democracia— es considerada como prueba de mala fe y de deseo malsano de causarle problemas a un equipo integrado por gente poseedora de las mejores intenciones, lo que, por supuesto, no significa que necesariamente sus decisiones sean correctas, efectivas o legales.
En la entrevista mencionada, el presidente Colom demostró que parece ver las críticas como resultado de factores simplistas. Por ejemplo, considerar que las críticas hechas al poder de hecho que tiene su esposa se deben a que es mujer en una sociedad machista. La verdad es otra: son causadas, básicamente, porque él decidió colocarla en el centro de actividades políticas, y a controlar áreas de gran importancia dentro del esquema, pero además, con acceso directo o indirecto a grandes cantidades de dinero, mientras, por otro lado, no puede ser fiscalizada porque no es funcionaria gubernativa electa por nadie.
Por aparte, según se desprende de sus respuestas, el presidente tampoco acepta que le causen problemas la participación de su cuñada y temas como el descubrimiento de dinero otorgado a una hija de ella, o haya razones para que sea mal visto el poder que han adquirido personas que fueron sus financistas en las tres campañas en las que participó. En todos estos temas, la opinión ciudadana, estamos seguros, es diametralmente opuesta.
A excepción de aquellos países donde se considera que no ha sido electo un candidato, sino una pareja de esposos para ejercer la presidencia, la tendencia mundial considera que las acciones de la familia consanguínea o política de alguien que ocupa un alto puesto constituyen potenciales Fuentes de problemas, en especial para los funcionarios electos. La experiencia política del presidente Colom le debe permitir aceptar esto y actuar para que no ocurra.
En otros temas, es preocupante que el ingeniero Colom crea que ha logrado poner en orden al Congreso, cuyos escándalos provocan el rechazo de la población. Si, como afirma, suele desaparecerse de la escena, necesita cambiar esa decisión. Para entender el panorama nacional, necesita no solo estar siempre al alcance, sino escuchar lo que dicen quienes, por estar dentro del círculo de gobierno, creen erróneamente que su tarea es aplaudir, en vez de aconsejar la forma de evitar tropezones innecesarios.
Artículo tomado de PRENSA LIBRE martes 26 de agosto de 2008
Este artículo demuestra el cinismo del presidente de la República, pues no se si es posible sentirse satisfecho al dar por perdidos Q82.8 millones de quetzales y encima de todo querer cobrar más impuestos. No creo que sea posible sentirse orgulloso con un gobierno que aseguró enfrentar la violencia con inteligencia y ni siquiera ha podido lograr poner en orden al Congreso
Me indigna saber que el mandatario ve las críticas como resultado de factores simplistas, ya que la verdad es otra: son causadas por el poder de hecho que posee la esposa del presidente y la poca inteligencia con la que se maneja el congreso de la república. Esta mujer se encuentra en el centro de actividades políticas, además tiene el poder de controlar áreas de gran importancia dentro del esquema, pero además, con acceso directo o indirecto a grandes cantidades de dinero, mientras, por otro lado, no puede ser fiscalizada porque no es funcionaria gubernativa electa por nadie.
Esto además demuestra la poca participación que tiene la sociedad en las decisiones que estos disque mandatarios toman. Además es una señal de alerta para que todos nos demos cuenta de nuestra responsabilidad como ciudadanos y de la necesidad de actuar con rapidez, antes de que sea tarde para recuperar a nuestro país.
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